viernes, 10 de julio de 2009

SOBRE EL TEXTO

He leído la obra de un tirón como cada vez que leo un texto de teatro. Me pareció impresionante. Creo que es un texto muy bueno. Mientras leía algunos pasajes pensaba que es una fotografía notable de lo que es la Argentina de hoy en día. Y la mayoría de nuestros países. Creo que es un texto que habla muy inteligentemente del asunto de los paradigmas (los íconos, las estrellas, los prototipos, los superhéroes, los modelos, los tipos, los patrones) en nuestras sociedades latinoamericanas víctimas del etnocentrismo ‘americano-europeo’ dominante. La pieza pregunta de forma sutil: ¿cuál es nuestro paradigma? ¿Lo griego que se limita a un friso? ¿Lo latino que encuentra su orgasmo narcisista en el curriculum? ¿Lo medieval que fundó los principios de cortesía y galantería que nuestra sociedad de consumo destruye cada día más? ¿Lo español que nos conquistó con la cólera de los tantos Aguirres? ¿Lo británico en la insistencia hueca de Shakespeare? ¿Lo germano carnavalizado en la histeria del cine? ¿Lo americano enseñando a hablar estupideces para poder realizar ecoturismo aventura en países que se mueren de hambre? ¿Lo criollo presente en la ridiculización del dialecto o en la salsa que nunca se baila? Creo que todo eso es lo que pregunta el texto. Al menos lo que me pregunta a mí. Pienso que es un alarido que nos dice: ¿cuál es nuestro paradigma? Y lo más inteligente es que no da ninguna respuesta. Es solo una foto. Una foto realizada con la precisión, rapidez y fidelidad de las nuevas cámaras digitales. Es como una toma de temperatura aguda y brillante de nuestra confusión latina: y en particular de nuestra confusión lingüística... Porque en el fondo, el asunto de la lengua atraviesa toda la obra desde el principio hasta el fin: ninguno habla la lengua del otro: ninguno es capaz de comprender al otro: todos se rasgan lingüísticamente como si fueran fieras encerradas en las jaulas del habla. Y ese hoStel es el espacio de nuestros países con precios que suben y bajan... Es un texto muy bien escrito y los textos bien escritos generan confusión. Los que no generan ninguna confusión son los textos mal escritos. Es un texto muy bueno. Tuve mucho placer al leerlo.
Sergio Blanco. Dramaturgo Franco-uruguayo

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